02 May Los principios suelen ser emocionantes
Me siento como un bicho raro, lleno de curiosidad y expectante por lo que pueda pasar.
Hoy empiezo este blog con ganas y rebosante de ideas sobre contenidos, que por lo menos, a mi me interesan y espero que a ti también.
Me gustaría generar conversación contigo, y que lo que escriba suscite tu interés, tanto, como para que dejes algún comentario, no muy largo, por favor 😉
Quiero hablar de consumo responsable, sobre todo alimentario pues es algo con lo que me siento muy sensibilizada dado el salvajismo al que estamos llegando a nivel planetario, dónde una mitad de la población es obesa, otra se muere de hambre y se tiran toneladas de alimentos en aras de la superproducción y la masificación.
Me gustaría enseñarte a cocinar con el corazón, para eso tengo preparadas recetas capaces para que no vuelvas a tirar nada de tu nevera. No desperdiciar, no comprar de más, dejarse de derroches innecesarios, volver, en cierta forma, a lo esencial, es decir: a cocinarnos.
También quiero hablarte de lo que sucede a partir de los 50 años y que no nos habíamos figurado porque nadie se molestó en explicarnos que la vida pasa, y que lo que ocurra de aquí en adelante, no tiene vuelta atrás, porque de algún modo solo nos queda un futuro con la fecha de caducidad mas cercana, por lo que todo debería empezar a estar permitido. Para empezar, lo que no se ha hecho, o lo que se hizo poco y nos gustó, el resto, es cuestión de práctica.
Los 50 años…ya son años. Se supone que te ha dado tiempo a fundar una familia, e incluso a tener nietos, eso si tienes unos 50 dentro del políticamente aceptado por la sociedad. Si tienes unos 50 al margen de eso porque eres mujer y con una condición genética rara, vamos coja, y no has pasado por el aro de los que «hay que hacer en la vida» en realidad lo que tienes es una segunda adolescencia, con achaques, eso si, pero con pasta y hasta seguridad en ti mismo.
Te animo a que vengas a visitarme de vez en cuando.